Dos nuevos artículos periodísticos

De nuevo coloco aquí dos de los artículos publicados últimamente en el periódico Ideal, en esa columna semanal que se reserva a los miembros de la Academia de Buenas Letras. Son dos reflexiones muy personales que comparto. Y como de costumbre, disentid, discrepad, me gusta ser controvertido, enfadadse conmigo: no sólo estáis en vuestro derecho sino que, además, lo estoy deseando.

De lo útil y las artes

“Como la música no tiene utilidad práctica y, por tanto, debe ser eliminada -afirma Fung Yu-Lan en su exposición de las teorías de Mo Tzu- las demás bellas artes también deben ser eliminadas. Al ser productos de las emociones, solo pueden dirigirse a las emociones… Según este utilitarismo positivo, las numerosas emociones del hombre no sólo carecen de valor práctico, sino de significado. De ahí que deban ser eliminadas para que no constituyan impedimentos a la conducta humana”. Citado por Joseph Campbell en Las máscaras de Dios, segundo volumen.

Me contaba una profesora de lengua aún en ejercicio que un alumno le dijo (no preguntó: afirmó) “a mí de qué me sirve saber quienes fueron los de la Generación del 27 ni qué escribieron”. Claro que, puestos a averiguar los verdaderos sentires de ciertos alumnos (no todos, por suerte), tampoco las matemáticas, la física, la historia o la educación física sirven para nada. Solo la informática y solo en lo que atañe al chateo (no de chatos sino de chat), y para eso no hace falta estudiar.

¿Vivimos en la edad de lo útil?, ¡qué lástima!, porque entonces, ¿de qué sirve enamorarse?: de nada, así de claro. Eso es un momentico, un arrebato que luego se pasa. ¡Abajo el enamoramiento! Si yo me junto con esa persona, es por utilidad: me lava la ropa, trae dinero a casa, etc. ¿La amistad?, lo mismo. Es útil el fútbol. Es útil la discoteca, y no por la música ni por el baile, solo rentable para sudar, sino porque allí se va al ligoteo… o a emborracharse quien no lo logre.

Nuccio Ordine publicó un libro titulado La utilidad de lo inútil, muy recomendable para fundamentalistas de lo productivo, a quienes no convencerá, pues ya están convencidos de lo contrario.

Nada hay más inútil que los afeites (para no avisados/as, afeites son: maquillajes, pintalabios, lociones, fijapelos, desodorantes…), pues todos hemos soñado con despertar al lado de fulanita/o con el maquillaje deshecho; y sin embargo, nada hay más imprescindible, y no solo hoy, sino a lo largo de la historia. Nada más inútil que disfrazarse. A mi abuelo, en el carnaval de Águilas, se le insinuó una máscara, ¿quién eres, mascarita?, preguntaba seducido… resultó ser su hija, mi tía, a quien no conocí, embromándolo. ¿Hay algo menos lucrativo que la broma privada? Sin el lujo, sin lo superfluo, seguramente no seríamos humanos. Bueno, ¡vetadlo!

Una reflexión dolorida

Durante algunas décadas del siglo pasado se impuso un estilo en la narrativa: el realismo social. Aunque la reflexión que aquí haré es poco literaria, sí es social, de modo que quizá pueda ligarse una cosa con la otra recordando el tiempo en que estuvieron íntima y obligatoriamente unidas.

Me hablaron de un independentista catalán. Decía que hay que limpiar España de fachas. Bueno, los lectores y yo podremos pensar: menos mal, yo no soy facha. Pero no hay que bajar la guardia, facha puede ser todo aquel que no piense como yo, que no me permita hacer lo que creo tengo derecho a hacer. Se quejaba de los jueces, incluso de los militares, que no han abierto la boca. A su vez, otra persona, simpatizante con ciertas ideas de extrema derecha, afirmaba que hay que limpiar España. Se refería a lo esperable. Tampoco hay que relajarse porque si usted, lector, o yo, simpatizamos o ayudamos a homosexuales, feministas, inmigrantes, o peor aún, comunistas, estaremos en el papel, seremos la basura que debería barrerse.

El otro día, en una universidad madrileña, unos gritaban fuera fachas de la universidad, y otros aullaban fuera comunistas. De escuchar las consignas, veremos que la universidad podría, o debería, vaciarse de estudiantes, y aun de profesores. ¿También de conserjes?

En la historia de este país, demasiadas veces ha habido individuos y grupos, a veces inmensos, armados de detergentes y estropajos para limpiarlo, por no entrar en detalle de con qué se armaban de veras.

¿Qué está pasando?, ¿fracasamos como sociedad?, ¿queremos una democracia que respete a mi grupo y no a los demás?, ¿será verdad ese tópico que nos acusa a los españoles de ir cada uno a la nuestra?, y por ende, ¿será que nos hace falta una democracia diferente para cada uno? Solo que, claro, la democracia es común, social, general, y una democracia personal e intransferible es un oxímoron deleznable. Y ahora sí hablo de literatura, porque el oxímoron es una figura retórica: nada serio. Conocí a alguien que, cuando surgía un contrasentido así de bonito decía: vete al médico. ¿Deberemos sentarnos los españoles una vez más en el diván del psiquiatra?

Tal vez, y se me está ocurriendo ahora, haya que reconocer que otras naciones europeas están en situación semejante: no debemos olvidar que mal de muchos es consuelo de tontos, solo de tontos. Lo peor para un país es el populismo.

Acerca de elarboldearnas

Escritor y, sobre todo, novelista.
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2 respuestas a Dos nuevos artículos periodísticos

  1. Esther dijo:

    Quizás sea eso, que de alguna manera intentan hacer de nosotros objetos útiles y así, como objetos serviles, nos pueden instrumentalizar mejor para construir sus mundos de carencias. Si algo caracteriza al ser es que se regala en un juego que nada tiene que ver con el cálculo del valor coste-veneficio. Un abrazo, Miguel.

  2. Pero Esther, no solo ellos tratan de manejarnos, sino que nosotros, es decir, la mayoría del personal, estamos tan contentos siendo manejados. Hay muchos factores para ese dejarse hacer, y uno de ellos es el sentido de la pertenencia: se está muy bien protegido por un grupo y careciendo de todo sentido crítico respecto a él. Los malos son los otros.

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